Un nuevo foco de problemas ha alterado la tranquilidad del antiguo y apacible barrio de calle Lillo en el borde costero de Castro. Las llamadas incivilidades se concentran en un angosto pasaje que conecta con el Centro de Creación Artística, CECREA, y comunica directamente con esta arteria.
Según Margarita Álvarez, vecina del barrio castreño, "la situación se ha vuelto insostenible. Constantemente nos vemos afectados por actos de vandalismo y comportamientos inapropiados que generan inseguridad en la comunidad".
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