El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, no es una celebración, sino una jornada de lucha y reivindicación de derechos. En Chile y Latinoamérica, esta fecha cobra especial relevancia ante la persistencia de desigualdades estructurales que afectan a las mujeres en múltiples ámbitos, desde lo laboral y económico hasta lo social y político.
Las brechas de género en la región siguen siendo evidentes. En el ámbito laboral, las mujeres enfrentan salarios más bajos en comparación con los hombres, a pesar de desempeñar funciones similares o incluso de mayor responsabilidad. La feminización de la pobreza es una realidad, con mujeres que ocupan en su mayoría empleos informales y de baja remuneración, muchas veces sin acceso a seguridad social ni derechos laborales básicos. Además, la sobrecarga del trabajo doméstico y de cuidados no remunerados recae excesivamente sobre ellas, limitando sus oportunidades de desarrollo personal y profesional.
En lo político, aunque se han logrado avances en la participación femenina, persisten obstáculos que dificultan su acceso a cargos de poder y toma de decisiones. La violencia de género es otro problema alarmante. Los femicidios, la violencia doméstica y el acoso en espacios públicos y laborales son realidades que reflejan una cultura patriarcal arraigada. A pesar de todos los avances, la implementación de políticas efectivas sigue siendo un desafío.
El 8 de marzo es una oportunidad para reflexionar sobre estos problemas y exigir cambios concretos. Es un llamado a los Estados, empresas y a la sociedad para que implementen políticas públicas efectivas, garanticen la equidad salarial, promuevan la corresponsabilidad en las tareas domésticas y cuidados y erradiquen la violencia de género.
Un aspecto fundamental para combatir estas desigualdades es la educación en género en las universidades. Las instituciones de educación superiorjuegan un papel clave en la formación de sociedades más equitativas,
promoviendo el pensamiento crítico sobre las estructuras patriarcales que perpetúan
la discriminación.
Incorporar el enfoque
de género
en los planes
de estudio,
así como fomentar espacios
de debate
y reflexión,
contribuye a
la construcción de profesionales conscientes
LALUCHA FEMINISTAEN CHILEY LATINOAMÉRICAHA DEMOSTRADO SER UN MOTOR DE CAMBIO.GRACIAS A LA MOVILIZACIÓNDE LAS MUJERES.SE HAN LOGRADOMUY IMPORTANTESAVANCES ENDERECHOS REPRODUCTIVOS.LEYES CONTRALA VIOLENCIAY PARIDADEN ESPACIOS DE REPRESENTACIÓN.SIN EMBARGO,AÚN QUEDAUN LARGOCAMINO POR RECORREREL 8 DE MARCONOS RECUERDAQUE LA EQUIDADDE GÉNERONO ESA CONCESIÓN,SINO UN DERECHO FUNDAMENTAL QUE DEBE SER GARANTIZADOPARA TODAS.LA EDUCACIÓNENGÉNER
Fuente: El Insular Chiloé
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