El agotamiento, la fatiga, la debilidad y los dolores musculares y/o articulares son síntomas comúnmente asociados a la deficiencia de vitamina D en el organismo. Incluso, estudios sugieren que una mayor frecuencia de infecciones, problemas de concentración en niños y niñas, y depresión en adultos podrían estar relacionados con la falta de este componente.
Según los resultados de la última Encuesta Nacional de Salud, solo un 13% de los chilenos cuenta con niveles óptimos de vitamina D. Esta deficiencia se atribuye a la alimentación, que a menudo prioriza alimentos ultra procesados sobre opciones naturales, y a la escasa exposición solar, lo que puede agravarse durante la temporada de invierno que acaba de comenzar.
Francisco Pérez Bravo, profesor y director del INTA, destaca la importancia de la vitamina D como un nutriente liposoluble esencial para múltiples funciones biológicas. Según sus palabras: “Se produce de forma endógena, hasta en un 75%, a través de la exposición de nuestra piel a la radiación UVB. El 25% restante se puede aportar mediante la alimentación. Tiene un rol fundamental en el sistema óseo para la formación de huesos y cartílagos, y además, múltiples funciones extra-esqueléticas como la regulación de la función muscular, el crecimiento celular, el sistema inmunitario y la defensa contra infecciones”.
Ante los próximos meses con menos luz solar y mayor tiempo en interiores hasta al menos septiembre, es probable que se genere un déficit natural de vitamina D entre las personas. Este déficit puede ser corregido mediante cambios en la alimentación y/o el uso de suplementos.
Pérez Bravo señala que el salmón es una excelente fuente de vitamina D: “La matriz alimentaria es bastante restrictiva en cuanto al aporte de vitamina D, ya que son muy pocos alimentos donde se puede encontrar en cantidades importantes. Entre ellos destaca el salmón, como principal fuente. Entre los perfiles de consumo de la población chilena, el salmón se posiciona como la principal fuente aportadora de vitamina D”.
El salmón no solo es altamente nutritivo sino que también es fundamental para mantener huesos fuertes, fortalecer el sistema inmunológico y favorecer la absorción del calcio. Chile tiene una ventaja al ser el segundo productor mundial de salmón gracias a su actividad económica protagónica en tres regiones del sur del país. Los ácidos grasos omega-3 presentes en el salmón contribuyen a la salud cardiovascular, reducen la inflamación y apoyan el buen funcionamiento del cerebro.
Se recomienda consumir aproximadamente 300 gramos de salmón por semana junto con una exposición adecuada a la luz UVB y otros alimentos fortificados como los lácteos para obtener niveles óptimos de vitamina D. Incluir salmón regularmente en la dieta no solo mejora el bienestar general sino que también ayuda a prevenir deficiencias vitamínicas, especialmente en personas con poca exposición solar.
“Todos las investigaciones realizadas en el mundo describen una mayor deficiencia en personas mayores, por un lado, porque naturalmente la producción de esta vitamina decae hasta en un 55%. En niños, la situación de baja exposición solar es evidente dado que han disminuido las actividades al aire libre siendo reemplazadas por mayor tiempo frente a las pantallas. Además, el permanente uso de bloqueadores solares inhibe la conversión de vitamina D por nuestra piel”
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